Pero hay otros que no se dan por vencido; una vez uno de estos asiduos individuos pone el ojo sobre una hembra, hará lo necesario para cumplir su meta, así sea utilizar sus dotes camaleónicos para fingir ser una hembra e interponerse durante la copulación entre un macho y su amada. Adopta el color y textura de una guapa espécimen e inicia un acercamiento el cual no perturbará el humor del macho dominante. Poco a poco, al estilo de un tanto perturbante threesome acuático, el travesti logra colarse en entre el macho y la hembra (imagino que el macho engañado creerá que ese es su día de suerte: dos pulpas al mismo tiempo!). En algún momento del acto, ahí mismo teniendo a un potencial asesino encima, la hembra, asombrada por la valentía y astucia, premiará la osadia de nuestro héroe travesti y permitirá ser inseminada en lugar del gran macho. Bien por el bichillo, aunque por terminada su faena tendrá si acaso un mes de vida después de la copulación.
En el amor lo que cuenta no es el tamaño ni la experiencia, es la creatividad.
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