miércoles, 10 de octubre de 2012

La dama detrás del caballero de los 50,000 colones

"Mejor una prostituta señora, que una señora prostituta". Este dicho se presume fue de don Ricardo Jiménez Oreamuno, presidente de Costa Rica por tres periodos entre 1910 y 1936. 
De un obsoleto billete de 100 colones, la imagen de don Ricardo Jiménez Oreamuno vuelve a ocupar las miradas tras figurar en el billete de mayor denominación en Costa Rica hasta el momento: el que aún no ha llegado a mis manos, el billete de 50.000 colones. Su rostro taciturno es acompañado por la imagen de la Corte Suprema de Justicia. Me explico: don Ricardo será quizás el único tico en la historia en ostentar los tres poderes de la república. Pero en el anverso del billete, entre un bosque nuboso, hongos sombrilla y bromelias, don Ricardo es acompañado por una mariposa morfa.

Quizás con un mismo brillo iridiscente, don Ricardo tuvo por compañera a doña Beatriz Zamora López. Oriunda de Ciudad Colón, trabajo como empleada doméstica en residencias de familias muy adineradas, sembrando en ella un anhelo por los placeres derivados del dinero. Al tiempo se vio involucrada en el servicio de vender su cuerpo y durante el ejercicio de sus labores, conoció a nuestro destacado y querido expresidente.
Si esto lo sorprende, otro dato poco conocido es que este par de tórtolos convivieron en unión libre al margen de agudas críticas e hirientes reclamos. No fue sino hasta que ella contaba con 57 años, que esta singular pareja coronó su ejemplo de templanza y el lema de "en esta relación solo estamos usted y yo" con una ceremonia ante el nuncio apostólico del momento. Con gran entereza y de forma muy aislada, esta primera dama de la república realizó diversas tareas, propias de una persona muy cultivada y sensible. Se le atribuye, en especial, mejorar la condición de vida de los reos de la famosa Isla de San Lucas. Sin embargo, su metamorfosis nunca logró transformar las palabras de oídos sordos y, creo yo, esto contribuyó a que se desarrollora un cancer que la fulminó al poco tiempo. Fue enterrada durante una sepultura privada en compañía de muy pocos y de la única persona que, al margen de los hechos cuales fueran, rindió testimonio de como un individuo puede cambiar sus motivaciones y ser una mejor persona. Grande el ejemplo de don Ricardo y doña Beatriz! 

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